Te imagino a tus 12, 13 en un despertar adolescente que se va tiñendo de rojo. Te imagino leyendo cada libro que caía en tus manos, escuchando a Silvio y soñando con la ropa de fajina verde olivo; a mí me pasaba que escuchaba nombres como Tania, y pensaba, ¿por qué no? Tenía 12 cuando me colgué un Che Guevara en un hilo cola de ratón negro, lo que me valió responder la inquisición de adultxs que no entendían por qué carajos tenía un Che Guevara en el cuello a los 12 años. Qué se yo, dicen que a esa edad unx busca desprenderse de sus mapadres, y mi viejo era un pacifista declarado -lo es -, entonces yo tenía que diferenciarme. Anda a saber. Quizás por ese mismo motivo hoy mi hijo me corre con los liberales, aunque siempre creo que me está jodiendo.
Pero mi historia es difícil, no voy a
hablarles de un hombre común
Te imagino escuchando
Radio Rebelde, viendo esas imágenes blanco y negro que engrandecían cada
hazaña, enamorándote cada vez un poco más de ese pedazo de historia; Víctor Jara,
Violeta Parra, La guerra de Guerrillas,
Camilo Cienfuegos y así… somos cultura que anda. Por eso será que nos llenan de
consumos para no pensar. Vos te llenaste de estas cosas, que se convirtieron en
algo más.
La vida es eterna en cinco minutos
Como ya no
había Sierra Maestra por conquistar, encaraste la Patria Grande, y te
convertiste en eso que te enamoró. No habrá sido fácil para ninguno de los
tuyos, pero qué ibas a hacer, cuando la sangre hierve por una causa
ambiciosamente justa, altruista, difícil. Y te fuiste a la selva colombiana.
Y va brotando brotando, como el
musguito en la piedra
Y la vida te
hizo varias morisquetas más. Después del proceso de paz, Camilo, te volviste.
Bolivia en llamas te encontró de pie cámara en mano, para pegarte dos o tres balazos
que no pudieron con vos. Un año preso en la peor cárcel del altiplano. En esa
lucha supimos de tu existencia. Nos unimos a tu familia y a tus compañerxs en
el grito que pedía tu libertad y regreso a la Argentina, era noviembre de 2019.
Me acuerdo de estar laburando y escuchar a tu viejo en Radio con vos, pensé, este hombre es Juez de Paz en Chubut, seguro
te liberan rápido.
Supo la historia de un golpe, sintió
en su cabeza cristales molidos
Pasó un año entero
de pandemia, las noticias llegaban como en montaña rusa. Me acuerdo que en
marzo del 2020, con una calle desierta y un permiso flojo de papeles, mi viejo
me pidió que vaya a la Rosada, donde me encontré con dos compañerxs para dejar
una carta al Presidente, pidiendo que interceda por tu situación. Cómo no empatizar
con vos, tus compañerxs y tu familia, vos preso, baleado, lejos, en un mundo apocalíptico
de pandemia 2.0
Tengo esa nostalgia de domingo por
llover
En diciembre
de 2020 saliste de Chonchocoro. Te recibió el Sur, te recibió el conurbano, te
recibió la militancia que nunca y a pesar de todo amedrentamiento, jamás
dejaste. En esos meses te conocí, y fue medio conocer un poco de lo que admiré
de chica, y en lo que no me convertí, no fui ninguna Tania. Conocerte fue
traerme un poco de esa niña.
Ven, seremos
Menos de un
año después, noviembre del 2021, Colombia pidió tu cabeza, podés creer. Y te
detuvieron en Trevelin. Si, vos sabías lo turbia que se vuelven las aguas, lo
podías creer. Y tuviste la templanza para atravesar otra encrucijada judicial
entre países, otra que ganaste. Mierda Facu, me quedo corta adjetivando tus vivencias,
que no son ni un cuarto de lo que aquí relato con tristeza, bronca y cariño.
Ahora me parece que hubiera vivido, un
caudal de siglos por viejos caminos
Estuviste un
año preso en Ezeiza, hasta julio del 2022 en que la lucha popular, siempre la lucha,
logró tu libertad y frenar el pedido de extradición a Colombia. Celebramos con
un asado en casa del viejo, te reías de las pavadas que recordábamos con mis
hermanas, yo pensaba en todo lo que no estabas contando de tu historia, porque
me llenabas de curiosidad, ¿a cuántos seres de fajina había conocido?
En sus barrigas llevan lo que puedan
arrebatarle al amor, la mato y aparece una mayor
Ayer veía las
imágenes y pensaba, ¡que Larreta hijo de yuta!, un hombre tirado agonizando, no
se puede creer. Una compañera me escribió, es Facundo Molares. Y ahí se me heló
la sangre que hierve. En un segundo toda tu historia se me vino encima, como
los borcegos asesinos y cobardes que te dejaron sin aire. Tus compañeras ahí
tiradas, y esposadas por la espalda, a los gritos desesperados por tu vida. Te
rodearon, te bajaron, esos cobardes asesinos que van de a muchos y que les
pagan por matar, a vos, que te bancaste todas, Facu.
Ay de estos días terribles, ay de lo indescriptible
Y pensé en qué paradójica se vuelve la vida, que siendo un militante internacionalista te deja morir al pie del obelisco. Un día después, tenemos que leer/ver/escuchar, una sarta de hijayuteses sobre vos. No Facu, la historia te va a poner en su lugar. Intento en estas líneas sumar a humanizarte y reivindicar tu imagen y tu vida que fue coherente a tus valores de solidaridad militante.
Sólo sé que el viento va jugueteando en sus cabellos y que el sol brilla en sus ojos cuando le conducen camino a til-til
Y también pensé
en que quizás, cuando ya supiste que te ibas estarías pensando en los tuyos… papá no sufras porque detrás de esta imagen
de mierda, respiro libre, y me vino a buscar mamá.
Yo me muero como viví…
No hace ni un
día que te mataron, hace horas liberaron a tus compas, estamos tristes y con
bronca, y tu nombre nuevamente ya es bandera. Ya no es No a la extradición, ya
no es el pedido de Libertad, ahora es Justicia por tu asesinato. Y así será.
La única
muerte es el olvido, y como dijo el poeta, el olvido está lleno de memoria.
HASTA LA VICTORIA
SIEMPRE COMPAÑERO
Facundo Molares, Presente! Ahora y Siempre.