"Decidí que, de todos mis oficios terrestres, el violento oficio de escritor era el que más me convenía"
Rodolfo Walsh

miércoles, 30 de diciembre de 2009

Hermosa Mujer




Se nos fue Mónica Carranza, luchadora innata y humilde. Fundadora de "Los carasucias", Mónica será de las que no olvidaremos.

Transcribo algunos párrafos de una entrevista realizada para la revista "más allá del ... Pan y Circo", en julio de 2006, en su casa de Mataderos. Deténgase unos pocos minutos, lea la sencillez absoluta y la solidaridad más sincera.


¿Qué la motivó a crear la fundación?


Los recuerdos de mi infancia. Yo fui una piba de la calle cuando era chica. De grande me casé, tuve dos hijos, vivíamos en un el corazón de Mataderos, tenía un negocio, trabajábamos los dos. Yo me sentaba en la puerta a tomar mate y venían los chicos a pedirme un sánguche y yo les daba. Después me hice amiga y ya los esperaba con comida.


Escuchaba sus conversaciones y sabía de lo que hablaban, los aconsejaba, me acuerdo de una nena que contaba que su padre la tocaba, entonces yo le decía que no se dejara tocar.


Un día preparé una comida de aquellas, les hice milanesas napolitanas, postre, gaseosas y cuando ellos entraban me preguntaron a quién iba a invitar a comer hoy, hasta mantel les puse, ¡flores les puse!... imaginé que en ese momento invitaba a mi hermana que murió en una villa y no la pude salvar. Entonces les dije “lávense las manos y la cara”, lo que no me gustaba que me digan a mi cuando era piba, y pensé “cómo vengo a decir las mismas palabras”, cómo había crecido y había cambiado mi vida, de qué manera yo era una señora como las que me decían “lavate las manos y la cara Mónica, sentate a comer”. Todo se repetía en mi vida. Entonces les dije “siéntense, son ustedes mis invitados”. Cuando les dije que se laven fui a buscar una toalla y les di la mas blanca para que se sequen, después vi la toalla y estaba negra, ahí dije “cara sucia, ¿cuántas toallas negras habré dejado?”, así nació el nombre de la fundación.

(...)

¿Alguna vez se quedó frustrada con un proyecto?


Ahora. Hay cosas malas que están pasando. Es muy difícil encontrar gente con voluntad para hacer cosas. Es lo peor que me puede pasar ahora. Lo más difícil es encontrar personas de confianza para que ayuden con tu causa. Hay muchas malas costumbres, hoy son otros los códigos, la convivencia en sí es diferente. No solo que la familia unida no está, sino que la gente está mal.

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¿Reciben ayuda del gobierno? (recuerden, año 2006)


De la municipalidad recibo 12.000 pesos al año para el comedor, no para los hogares. La hermana del presidente me ofreció un subsidio pero le dije que la única manera de ayudarme era dándome trabajo, porque lo que me hace crecer es el laburo. Ella me preguntó qué tipo de trabajo quería para la fundación, y le dije lavar coches, cuidar una playa de estacionamiento, vender chorizos. Como eso no estaba en su área lo habló con Aníbal Ibarra y nos dieron la parrilla.

¿Cómo fue la ayuda del gobierno en la década del ´90?


Una mierda. Con Menem fue terrible. Para ese entonces la gente comenzaba a conocerme por una nota que me hicieron Mónica y César Maceti. Después vinieron de otros medios y la gente se acercaba para traer comida, pero era tanta la demanda de las personas que venían a comer por día, que era imposible controlar el alimento que llegaba.


Entonces me fui directamente a la Casa de Gobierno a pedirle ayuda. Era un invierno frío y yo no podía salir a vender flores porque me habían operado de la cabeza. Yo creí que era una pelotudez hablar con el presidente, entré y dije “¿me podes dejar hablar con Menem?”. Ahí me dijeron que tenía que pedir una audiencia. Un señor que estaba ahí sacó una tarjeta y 100 pesos, me dijo “tomate un taxi y anda hasta este lugar que te van a ayudar”.


Era la casa de Carlitos Menem (hijo), un buen pibe que no tenía nada que ver con el viejo. Pero me dijeron que tenía que llamar. Fui a un teléfono público y cuando llamé dije que estaba abajo, que era Mónica Carranza y el que me atendió me dijo que me quería ayudar, que no me podían hacer esto y se puso a llorar. Entonces le corté, porque era un empleado que iba a perder el trabajo. Di media vuelta y me fui.

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Tuvo dos encuentros con Carlos Menem ¿Cómo fueron?


Si, con Menem estuve dos veces. La primera le dije que me ayudara con la comida, pero no recibí nada. La segunda vez, cuando me preguntó cómo estaba, le contesté “¿cómo quiere que me vaya?, yo a usted una vez le pedí comida, y quiero recordarle que no le pedí para mí, le pedí para la gente que lo votó a usted, los más pobres”. En ese momento me dijo que me iba ayudar. “¡No me ayude más, viejo!, porque mi cabeza ha reventado de tanto sufrir, yo le había pedido que me ayude, ahora guárdese todo”. Ya hacía cuatro años del primer encuentro y ni siquiera me mandó un paquete de leche, por eso no acepté su ayuda la segunda y última vez que lo vi.


Menem tenía un problema de un ego espantoso. Yo hablaba de él en los medios, y había un poder tan ciego… me acuerdo que venían en autos con vidrios polarizados a ver qué les daba yo a mis “carasucias” y por celulares decían “acá se están llevando mercadería, y tenes que ver qué mercadería les da esta mujer, se llevan zapatillas, ropas, yerba, fideos, aceite, productos de marca”. ¡Eso era todo lo que me daba la gente! Entonces me decían “usted señora no puedo hacer esto, tiene que entregar bolsitas y entregarle a la gente en bolsitas”… “Acá a la gente se le va a dar lo que hay y con la marca que sea” fue mi respuesta. Después de eso me amenazaron por teléfono, pero seguí en la lucha.

(...)

Ha cambiado la moral, los códigos, las costumbres, la dignidad, ha cambiado todo. Si han intoxicado a miles y miles de jóvenes con tanta drogadicción, si las familias quedaron totalmente separadas, un hijo duerme en una cuadra, otro hijo está en Olmos, otro internado… ¿de qué manera puedo tener a mis hijos, o a mis nietos? De ninguna manera.


Yo creo que hace falta abrir muchas instituciones para los pibes más chicos, protegerlos urgente a ellos y darles la oportunidad de que se recuperen, no obligar a las madres cuando hay algunas que han perdido su sentido, que no están en su sano juicio. Esto es lo que queda de la sociedad que hicieron. No podemos juzgar a los madres, si es la misma que hace 10 años la vimos en la calle con una bolsita. Salvemos a los pibes.


Pongamos psicólogos, médicos… su máquina, su cuerpito, por más que aspiren, está sano, podemos recuperarlos. Yo tengo esperanza en el pibe, aposté al pibe. No podemos salvar a los que ayer cayeron, hay que salvar a los que hoy están ahí.


Conozco madres que han muerto de sida, que se perdieron con las drogas, pero sus hijos están bien, fueron al colegio, los vi yo, lo estoy viendo. Si no le damos la oportunidad a estos pibes van a hacer lo mismo que hicieron sus padres.


Es el momento en que tenemos que pensar en los más chicos. Así como yo tengo una institución hay miles de instituciones que podríamos hacer ayudando un poco cada uno, y de alguna manera sacar a flote a los pibes. Apuntar a la educación es lo mejor que podría hacer el país en este momento.

(...)

¿Qué opina de los planes sociales que otorga el gobierno?


Supongamos que yo esté descalza y viene alguien que no tiene para darme zapatillas pero me da una ojota… puedo andar con ojotas hasta que se consiga una zapatilla, que sería lo normal. Esto es un calmante. Lo necesario es el trabajo, la dignidad.


(...)


Los caminos se abren estudiando, trabajando, junto a la familia, ayudando a los viejos. Tengo toda la fé del mundo en la juventud, por eso lucho para que los pibes puedan llegar a defenderse el día de mañana.

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