"Decidí que, de todos mis oficios terrestres, el violento oficio de escritor era el que más me convenía"
Rodolfo Walsh

sábado, 18 de abril de 2009

Volver (sin la frente marchita)

Ante la noticia (noten la presencia de más de un/a indeseable en el acto) en la que Duhalde dijo: "Me equivoqué con eso del aire del sur que venía a renovar la política cuando llegó Kirchner, y tengo que remendar ese error. Este año me voy a hacer cargo del PJ", y además manifestó intenciones de candideatarse a "algo" en 2011, me encuentro cuasi obligada a publicar esta nota escrita el año pasado, que bien cabe para este momento político...

Volver (sin la frente marchita)

La última actuación de Eduardo Duhalde en la política podría resumirse en un decir popular que dice: "sacó las papas del fuego". Cuando todo ardía en la Casa Rosada aquel diciembre de 2001, se convirtió en el quinto y último Presidente de esos días tan caóticos, un 1º de enero de 2002.

Sentado en el sillón de Rivadavia durante un año y medio, hasta la asunción de Néstor Kirchner el 25 de mayo de 2003, Duhalde se puso al mando de un país totalmente convulsionado.

Alguien tenía que gobernar. El "que se vayan todos" tampoco era un grito anárquico. Toda sociedad necesita una dirección y ya vimos durante esa bisagra política del 2001 que sin una mínima organización el hombre se convierte en "lobo del hombre". Triste, pero real.

Quizás nadie se preguntó o cuestionó mucho cuando asumió Duhalde, quien representaba (y representa) el neoliberalismo de los ´90. Cuando Argentina pedía a cacerolazos pelados un cambio radical ante una enorme crisis de representación política, reaparece Duhalde con baldazos de agua para apagar el fuego. Claro que las cenizas quedan.

No por nada existen los dichos, y hay otro que canta: "Mejor malo conocido que bueno por conocer"; y ese anillo calzó justo a la Argentina de siete años atrás. Pero hoy "los malos conocidos" son otros, y Duhalde representa esa eterna política de las minorías, hoy enfrentada con el gobierno de Cristina Fernández. Duhalde ha quedado fuera de cualquier dicho popular en la Argentina del 2008.

Lo sabe, seguramente. Pero el poder vuelve terco al hombre. Podemos mencionar aquí las reincidencias de Menem.

Hoy reaparece Duhalde con intenciones de ocupar una banca en el senado o en diputados, en las elecciones del próximo año; y ya hablan las malas lenguas de que esa reaparición esconde una posible candidatura a la presidencia en el 2011.

¿Bajo qué bandera política? No sabemos. El Justicialismo se ha dividido tanto que podría enumerarse con la anatomía del mismo Perón. "Brazo del General", "Pierna izquierda del General", "Pierna derecha del General", "Cabeza del General"; es más, el propio Juan Domingo ha tenido diferentes estadios políticos que sus seguidores podrían llamarse "Peronistas del ´45 al ´55", "Peronistas del exilio", "Peronistas del ´73" y la lista sigue.

¿Qué viene a representar Duhalde en este mixture peronista? ¿Qué receta retrógrada se trae para la Argentina del 2009?

Es probable que esta vez el pueblo sí se cuestione que intenciones tiene un hombre que gobernó la Provincia durante el menemato, que fue parte de la política de Cavallo, de Pierri y demases.

Porque con los golpes uno crece, y, aunque no parezca, Argentina también.

Porque tropezar 20 veces con la misma piedra ya es un exceso, aunque en política los excesos sean impunes.

Porque se supone que vamos camino a la evolución, ya lo decía Darwin; y Duhalde ha quedado unos eslabones atrás, allá, por la década del ´90.

Quizás sea eso, un refutador de teorías.

Pero ya no somos monos.

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