Las Cartas

Lo de Botafogo, impecable.

Carta 1

Lo de Pity, desastre.

Carta 2

Pensé que el cantante de Viejas Locas, banda que seguí en algún momento, tenía más capacidad de criterio. Lo escuché alguna vez decir algo interesante, lo que no lo liberaba de hoy actuar como un pelotudo.

En la "Carta 2", Pity se desliga totalmente de lo sucedido durante su regreso, su recital. Cuenta a modo de crónica, "llegué con un auto prestado, iba mirando a los pibes, bla bla...". Pasó, entró y no vio nada más.
Está bien, Pity.

Peor, ahora sale a garabatear esta carta, seguramente a pedido de su manager o de alguno que, como señala Botafogo en la "Carta 1", maneja su billetera, y engrosa la propia. Si el Pity hubiera tenido noción inmediata de lo que pasó antes de su recital, hubiera salido inmediatamente, incluso durante el show, a repudiar y exigir responsables. Pero no, sale casi una semana después, tirá un par de palabras a modo de "yo no vi nada, pero qué cagada che...pobre este pibe...".

¿Dónde está la sangre de este tipo? ¿Qué, se enteró ayer de lo que pasó?
Como bien dice Botafogo, es la industria, sin duda, la que llevó al movimiento rock a este estado. Pero vamos, muchachos, háganse cargo de su parte. A los cantantes, a los que la fama les sienta bien, sepan que también tiene su responsabilidad estar en remeras, banderas, mochilas. No pueden salir una semana después a "lamentar" lo que sucedió, cuando hay un pibe en coma desde el sábado 14. Vamos, muchachos.

Y lo lamento, porque pasé la adolescencia saltando en diferentes estadios, lo lamento, porque en unos años no quedarán más que boliches y alcohol para los pibes. A dónde va a parar la noche recitalera, si las entradas son cada vez más caras, y los recitales cada vez más peligrosos. Cualquiera.