"Decidí que, de todos mis oficios terrestres, el violento oficio de escritor era el que más me convenía"
Rodolfo Walsh

lunes, 11 de abril de 2011

La quimera del año: Construir contra la ausencia

Es miércoles a la mañana y el censista aún no pasó. Prende una radio y escucha la noticia que está tocando el corazón del pueblo: La muerte del líder, del padre político para muchos.

Lo comenta con su mujer, llega el censista, nadie comenta nada. No hay champagne pero hay agridulces que mutan de sabor entre un pensamiento y otro. Hace unos llamados, están todos sorprendidos.

Toda la oposición se ha quedado sin el principal chivo expiatorio. Ya nadie lanzará esos discursos crispados desde el otro lado. Listo, ahora hay que formar un frente e ir contra ella. Falta justo un año.

¿Cuánto tiempo hizo falta para que se den cuenta que la temprana partida fue su última gran acción política? Que Pampa y La vía resulta un excelente camino, en comparación del que han tomado ellos. Que esa figura creció enormemente. Que contra la muerte no van a poder. Y menos contra la vida.

Se avizoran unas elecciones con muchísima participación y pocos “votos bronca” o en blanco. Las tres elecciones provinciales que se han realizado hasta hoy han demostrado una gran participación. Aparte del triunfo oficialista. “Sumarse a militar no contra alguien, si no a favor de un proyecto”, dijo la Presidenta hace un mes en Huracán. El gran número de votos irá, después de mucho tiempo, a favor de algo, no contra alguien. Si bien en 2007 ganó Cristina, en estos últimos cuatro años la participación ha crecido mucho más.

Los números arrojan un triunfo del kirchnerismo en primera vuelta, hay bastante seguridad basada en el apoyo popular, y asegurada en la inestabilidad política que hay del otro lado. Pero la tarea no sólo está en gobernar cuatro años más, sino en romper con la cadena de liderazgos que ha dejado siempre proyectos políticos a medias. El autodenominado modelo nacional y popular propone justamente eso, un modelo a seguir. Un proyecto. Muchos votarán la continuidad de las políticas. Otros votarán a Cristina. El desafío es ese: mantener una línea política que trascienda liderazgos.

El pueblo ha crecido políticamente en estos últimos años. Ha sabido debatir, que nos es cosa de ayer, pero por primera vez en mucho tiempo ha debatido causas pendientes.

Si pretendemos profundizar las políticas, sin duda el camino es éste. El que ha comenzado Néstor Kirchner en 2003. El que hemos ido descubriendo de a poco. Algunos más pronto que otros. Algunos con más exigencias, algunos con más tolerancia. Y la temprana partida de quien fuera el candidato presidencial de este año alecciona de alguna manera la forma de hacer política. Los líderes eternos no existen. Su ausencia lo ha demostrado reiteradas veces. ¿Y qué hubiera hecho él? Este año, sobre todo, se lamenta la ausencia política.

Pero ese fue el golpe maestro, sin quererlo, del político, del militante. Sus seguidores hoy lo homenajean, lo evocan en discursos, lo han colocado entre Perón y Evita. Pero ellos, los del otro lado, todavía no han sabido qué hacer con esa ausencia. Saben que cualquier embestida alevosa contra la presidenta será absolutamente repudiada. Era más fácil con el chivo expiatorio, era más fácil con el "crispador". Necesitan luchar contra algo, contra alguien, porque si no sólo resta construir, elaborar otro proyecto, generar otra fuerza política, otro camino. Y ahí está su problema. No pensaron que tendrían que ponerse a pensar tan pronto. Y lo único que tienen para ofrecer algunos candidatos que ya conocemos de antes, es un regreso –retroceso- a los ’90. Incluso muchos que son gobernadores hoy. Después de tres mandatos de un mismo proyecto político, muchos sectores esperan la profundización, y que la purga llegue al mismísimo centro del proyecto nacional y popular. Porque ya no estamos en 2003, y hoy, quizás, no resulte un imposible “poner a Kunkel*”.




*Cuando Néstor Kirchner fue al programa 678 en enero de 2010, y en respuesta a porqué puso frente al Banco Central a Martín Redrado, respondió: “En ese momento estábamos renegociando la deuda privada, teníamos que hacer una quita de 70 mil millones de dólares, ¿yo lo iba a poner a Kunkel al frente del Banco Central?”.

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