Que groso este tipo, una lectura distinta, simple. Una historia, protagonista, hombre, mujer, en Tokio, en la montaña, no importa dónde, mientras Haruki esté escribiendo.
Volver a la lectura con Murakami es maravilloso, porque te enganchás y te enganchás.
Que feo es terminar un libro, siempre lo odié. Y bue. Los finales de Murakami son buenos, muy buenos. Y no es fácil encontrar un buen final de novela, uno que no sea feliz feliz, o que no te deje en ascuas. Uno que sea digno del desarrollo, no es fácil. Haruki logra finalizar sus novelas con equilibrio literario. Terminó, sí, pero agradable final.
Ojo! Estas líneas están basadas en "Tokio Blues" y en el comienzo de "Sputnik, mi amor". Pero me basta. Porque sé que termino Sputnik y me voy a Distal de Flores. No sé, en este momento me sienta bien Haruki.
Seba me lo regaló para mis 25, hace ya casi un año, y me restaba "La isla bajo el mar", tener a Luca ("tener" de parir), "América latina, despertar de un continente", por el Che, y ser madre primeriza, y, y, y... por eso lo empecé en diciembre y lo devoré.
Todo esta sanata para recomendar un escritor.
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